Aunque Jacinto Quincoces no ha sido el entrenador que más temporadas ha estado al frente del Valencia en cambio si fue el que cubrió la etapa más larga como técnico y quien dio continuidad a un puesto que hasta entonces había sido inestable. Había llegado a Valencia para montar un negocio de construcción que simultaneó entrenando al equipo y aquí conoció a su mujer. Es por eso por lo que renovaba su contrato cada dos años por una cantidad económica bastante modesta. Y, aunque durante su etapa como entrenador el glorioso equipo eléctrico de los cuarenta se vio desguazado con él, se afianzó una nueva escuadra que protagonizaron los jugadores más jóvenes de la década anterior como fueron Puchades, Pasieguito y Seguí junto con los nuevos fichajes como Wilkes, Santacatalina, Buqué, Sócrates, Fuertes, Quique, Badenes o su sobrino Juan Carlos Quincoces. Como él solía decir, lo más doloroso de su etapa fue asistir a la decadencia de jugadores que tanta gloria dieron a la institución pero esto fue compensado con lo mucho que se trabajó con una cantera que dio del Mestalla muchos jugadores al primer equipo.
Él había triunfado como jugador en las filas del Real Madrid y llegó a decirse de él que era el mejor defensa izquierdo del mundo pero como entrenador dejó una huella imborrable en el Valencia por su gran visión del fútbol y por ser muy querido por los jugadores. En su época de jugador se caracterizó por jugar con un pañuelo anudado a la cabeza para protegerse del dolor que causaban aquellos duros balones. Y es que desde el 1 de agosto de 1948 dirigió al equipo durante seis temporadas consecutivas, entrenando años después durante dos temporadas puntuales y terminando su etapa en el Valencia como directivo. En esos años conquistó dos subcampeonatos de Liga, y disputó tres finales de Copa de las que venció en dos de ellas. Además venció en trofeos como el Teresa Herrera, la Copa Eva Duarte de Perón o la Copa Martini Rossi.
Él había triunfado como jugador en las filas del Real Madrid y llegó a decirse de él que era el mejor defensa izquierdo del mundo pero como entrenador dejó una huella imborrable en el Valencia por su gran visión del fútbol y por ser muy querido por los jugadores. En su época de jugador se caracterizó por jugar con un pañuelo anudado a la cabeza para protegerse del dolor que causaban aquellos duros balones. Y es que desde el 1 de agosto de 1948 dirigió al equipo durante seis temporadas consecutivas, entrenando años después durante dos temporadas puntuales y terminando su etapa en el Valencia como directivo. En esos años conquistó dos subcampeonatos de Liga, y disputó tres finales de Copa de las que venció en dos de ellas. Además venció en trofeos como el Teresa Herrera, la Copa Eva Duarte de Perón o la Copa Martini Rossi.
