Juan Cruz Sol fue uno de los jugadores más
destacados del tránsito del Valencia de los 60 a los 70 y fue traído con 15
años desde Elgoibar por el gran Iturraspe.
Es así como se instaló en la calle Turia de la capital valenciana compartiendo
habitación con su paisano Urtiaga. Confesaba que se sentía lateral derecho y,
en menor medida, extremo, pues su gran fortaleza le permitía cruzar el campo
como un caballo de carreras. Su debut en Primera División se produjo a los
diecisiete años, algo excepcional para la época cuando Sabino Barinaga le llevó a Sevilla para
empatar a un gol en su partido inaugural. No menos exitosa fue su trayectoria en
la selección nacional ya que su gran mentor Kubala le asignó en exclusiva el
número dos de la selección nacional y así la defendió en 28 ocasiones. Iba bien
por alto y aunque 17 goles no parezcan una marca excesiva se le tuvo como un
zaguero espectacular respetado en sus cruces y por la jerarquía que aportaba.
Su sociedad con Aníbal convirtió a la defensa del Valencia en un muro casi
inexpugnable. En su debe se anota su afición a la protesta inútil o a la
petición de fuera de juego extemporánea. Ya en 1975 y tras diez años en nuestro
club, con gran pesar se fue al Real Madrid, donde sumó tres Ligas a la que ya
había conseguido en el Valencia en 1971. Era este por entonces el fichaje más
caro del fútbol español. Tres años más tarde regresó con una rodilla que ya no
volvería a ser la misma, pero sus 370 partidos con nuestra camisola, de los que
360 fueron como titular, le hicieron acreedor a seguir como delegado del equipo ya en los despachos como grande de nuestra historia.