La participación del Fluminense en el homenaje
póstumo al fallecido jugador del Valencia Walter fue la
oportunidad para darse cuenta del tremendo potencial que Waldo Machado da Silva
tenía en sus piernas. Por eso Vicente Peris lo siguió hasta Río de Janeiro para
convertirlo en el primer futbolista brasileño en triunfar verdaderamente en el Valencia y uno
de los máximos goleadores del club. Es obvio decir que destacaba por su potencia
y precisión en el lanzamiento de los golpes francos, habiendo conseguido varias
veces goles olímpicos desde el corner. Siendo tan atlético consiguió depurar su
velocidad de corta distancia para ningunear al marcador y volear en carrera, aunque
poseía igualmente una cabeza portentosa
en el salto. Igualmente su carisma y corazón le hicieron ganarse un puesto en
el corazón de los valencianos y su rápida adaptación hizo que su silueta se
hiciera ya familiar en nuestra ciudad. Su dupla con Guillot, como ya dijimos,
fue la más emblemática del Valencia de los 60 y entre sus récords destaca que
es el futbolista que más tantos ha logrado entre Copa de Ferias y Copa de la
UEFA y el primer jugador del equipo de Valencia que marcó un gol en competición
continental. Igualmente destacó en la selección carioca compartiendo carteles
de lujo con Didí, Pelé y Garrincha.
En su trayectoria como futbolista del conjunto de
Mestalla, Waldo ganó tres títulos: dos Copas de Ferias consecutivas (1962 y
1963) y una Copa de España en 1967.
Consiguió una vez el Pichichi, pero otros años quedó por detrás de Puskas, que
siempre estaba ahí. Además se fichó a Ansola, que era un ariete puro, para
facilitar los cañonazos de Waldo ya que las defensas se topaban con demasiados
flancos que atender. Curiosamente no fue un buen lanzador de penalties Estuvo en las dos Copas de Ferias victoriosas y Copa en 1967, con treinta y cuatro tantos entre las dos. Ya en el 71,
Di Stéfano anunció que Guillot y Waldo
deberían hacer las maletas. El brasileño se fue al Hércules con su hermano
Wanderley, que había destacado en el
Levante de Primera, Aunque la cafetería Walgui, que abrió con Guillot a las
puertas de Mestalla, no tuvo el éxito que se esperaba, Waldo siguió viviendo en
Valencia dedicado a compartir su sabiduría en la Escuela de fútbol.