Como premonición de lo exitosa que iba a ser la temporada
1989-90 se fichó a un jugador búlgaro
que devolvió al Valencia el orgullo de un 9 puro, un armario con la técnica de
un artista del alambre que protegía el balón en carrera como un tanque
acorazado al que le iba la vida con ello y que se llamaba Lubo Penev. El grito de guerra ; Lubo, Lubo, pronto se hizo imprescindible en Mestalla. Junto a
él se incorporó un brasileño menudo llamado Toni. Entre las bajas destacaron
las de Alcañiz, Revert y Ciraolo. Así, se venció en el Trofeo Naranja ante el
Nacional de Montevideo y el Ajax. Tras una Liga muy consistente en que se
encadenaron quince partidos sin perder y una segunda vuelta donde sólo se
perdieron dos partidos el Valencia se jugó en el último partido la segunda
posición con el Barcelona y se derrotó al Logroñés. En Copa se eliminó al Celta
y Zaragoza pero se perdió en semifinales ante el Barcelona. En Copa de la UEFA
se eliminó al Victoria de Bucarest y se perdió contra el Oporto.