Hablar de Mario Alberto
Kempes Chiodi es hablar sin paliativos del mejor jugador de la historia del
Valencia. Sin dudas, por prestigio, por internacionalidades, por el clamor del
público cuando volaba con el balón, por una melena al viento que perseguía a
duras penas a un tipo endiablado, mágico como pocos, superlativo en sus
diagonales. (Belle Ville, 1954)
Futbolista argentino, empezó a patear el cuero en el pasto de una escuela
pública de su ciudad natal y en el equipo de su barrio, el Platense, del que
pasaría al Talleres de Belle Ville, después al Córdoba y más tarde al Rosario
Central. En 1974 tuvo su primer gran escaparate mundial al ser seleccionado
para jugar la Copa del Mundo celebrada en Alemania. Y a mediados de 1976 debutó
en el fútbol español al fichar por nuestro querido Valencia. Lo que entonces
fue una cantidad astronómica, 30 millones de pesetas, se convierten con el
paso de los años en la mayor de las gangas pues en el césped del Luis Casanova dejó
plasmada su facilidad para el gol obteniendo el Trofeo Pichichi al
máximo goleador de la Liga ya en su debut (76-77 con 24 goles y 77-78 con
28).
Pero su explosión
mediática y deportiva, mezclada con locura popular y colectiva, llegó con el Mundial
de 1978 celebrado en su país, donde Kempes fue campeón con su selección,
goleador del torneo y máxima figura de la competición. Una vez transferido de
Rosario Central a Valencia, Kempes llegó al Mundial 1978 como el único
futbolista del plantel argentino que jugaba en el extranjero.
Casado con una
valenciana, tuvo con ella sus tres primeros hijos. Los títulos que consiguió
como equipo con el Valencia fueron la Copa del Rey de 1979 al
vencer en la final al Real Madrid por 2-0 consiguiendo él los dos goles.
En esta competición, el Valencia había eliminado al Barcelona, anterior
campeón, contra el que había perdido en el partido de ida en el Camp Nou, 4-1, y
consiguiendo una espectacular remontada en el partido de vuelta por 4-0. La Recopa
de Europa del 14 de mayo de 1980 ante el Arsenal inglés
se solucionó en la tanda de penaltis pues el tiempo reglamentario acabó sin
goles, tanda en la que Kempes falló el suyo, y convirtiéndose en el máximo
goleador de la competición con 9 goles. En esta competición, también eliminó al
anterior campeón, el FC Barcelona. Y la Supercopa de Europa en
diciembre del mismo año contra el vigente campeón, Nottingham Forest, en
una competición que el Barcelona jugó la final anterior y perdió. Su asignatura
pendiente fue que nunca pudo ganar la Liga española, a pesar de contar con una
gran plantilla.
En el ocaso de su
carrera volvió a Argentina en marzo de 1981 para fichar por el River
Plate por 300 millones de pesetas. Pero, al no poder el club argentino
cumplir con todos los pagos, regresó al Valencia CF la temporada
82-83 para permanecer hasta la 84-85.
Su partido homenaje se
celebró en abril de 1993 en un enfrentamiento con el PSV Eindhoven que terminó
con un abultado 5-6 y donde el “matador” dejó aún destellos de su poder marcando
tres goles, los mismos que marcó el astro Romario. En noviembre de 2011 se le volvió a homenajear
en un partido contra el Español.
Como digno premio a su
trayectoria, Kempes fue declarado en 2013 como embajador mundial del Valencia
por ser ídolo del valencianismo y referente para su masa social. La reacción
del gran astro fue: “Llevo al Valencia en mi corazón y transmito ese
sentimiento por todo el mundo. Valencia es mi casa, siempre lo fue y siempre lo
será, pero ahora con el cargo de embajador mundial del club tendré la suerte de
estar en la ciudad, visitarla con asiduidad”. Por todo ello y
mucho más “No diga Kempes….diga ¡dios!”